La directora francesa Coralie Fargeat, debuta en el mundo del largometraje, tan solo con dos cortometrajes a sus espaldas. Su ópera prima, Revenge, apuesta por el subgénero del rape & revenge, tan prolífico en la década de los 70. Pioneras como La última casa a la izquierda o I Spit on your grave, aka Yo escupo en tu tumba, tuvieron su respectivo remake, relativamente, hace pocos años.
Con sendos remakes se abrió la puerta para dar cabida a propuestas más descerebradas y sin el calado moral y la ‘suciedad’ de las obras originales dirigidas por Wes Craven y Meir Zarchi, respectivamente. Películas, donde el realismo era su mayor comodín.
Revenge es una propuesta muy acorde con el género más actual, alejada del realismo y los dilemas morales característicos de este subgénero de 'violación y venganza'. Subgénero que sin alcanzar la popularidad de los 'serial killer' o el 'slasher', tuvo, y tiene su espacio en la inmensidad que abarca el género.
Tres hombres casados ricos se reúnen anualmente para irse de caza. Pero esta vez, uno de ellos viene acompañado de su amante, una joven que despierta rápidamente el interés de los otros dos. Las cosas se complican dramáticamente para ella... Dejada por muerta en medio de la nada, la chica vuelve a la vida, y el juego de caza se convierte en una venganza implacable.
Revenge da simplemente lo que promete, VENGANZA. No encontrarás momentos de profunda reflexión o impacto moral en la película de la directora francesa. El guión escrito por la propia Fargeat, no insta al espectador a buscar dichos momentos. Su intención es clara y directa; hacer pasar al fan del género un rato salvajemente divertido con un film que utiliza todos los excesos visuales de los que presume sin reparos. Los efectos especiales, presuntamente en su mayoría artesanales, tanto como el presupuesto le ha permitido, ofrece muy buenos resultados.
La figura de la mujer, delante y detrás de la cámara, ha ganado protagonismo dentro del género. Recientes películas como You’re Next o Hush son buenos ejemplos en los que se han presentado a unas protagonistas con una valentía y fuerza sin parangón. Revenge, hace un buen uso de dicha figura.
Su protagonista, interpretada por una bellísima Matilda Anna Ingrid Lutz, actriz italiana que ha cambiado el registro con la reciente Rings, apuesta por el cine de género con una interpretación en la que consigue desviar toda la atención del espectador sobre su personaje, y no creo que se limite exclusivamente al público masculino.
Mencionar extensamente al reparto masculino del film carece de importancia ante la figura femenina, auténtica y absoluta protagonista que eclipsa, incluso, a Kevin Janssens, el que mayor protagonismo tiene de los tres cazadores.
Creo que su personaje va más allá de lo estrictamente estético al pasearse media película en bikini. Su atractivo reside en la fuerza y valentía que desprende el propio personaje al que da vida la actriz. Después de su resolutivo papel en Revenge, convertida en una fuerte heroína con sed de venganza, una ejecutora implacable, habrá que seguirle la pista.
Ese distanciamiento con el realismo, se extiende también a la propia ejecución de las escenas. En compensación, la película ofrece al público un festín de sangre con escenas que apuestan claramente por un tono paródico cercano al gore. Que la película pierde credibilidad y requiere cierta manga ancha por parte del espectador, es innegable. Pero según avanza la simplista historia -aunque, se guarda un as bajo la manga difícil de intuir- en su favor juega con el grado de diversión que el espectador esté dispuesto a aceptar sin plantearse la credibilidad de la secuencia. Creo que la película ofrece lo que cualquier fan de género espera en una propuesta sin mayores intenciones que la de ofrecer brutalidad y hemoglobina a cascoporro.
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